La aparición de la inteligencia artificial, la carrera por internacionalizar la venta de derechos y la necesidad de cultivar nuevos lectores marcan un tiempo de inflexión para el mundo del libro. Sobre estos retos —y sobre sus pasiones literarias más recientes— conversamos con el presidente de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), Daniel Fernández, la voz que articula los intereses de más de 800 sellos en nuestro país.
A las puertas de LIBER 2025, que este año regresa a Madrid con un ambicioso salón de derechos como gran novedad, el responsable de la FGEE defiende una alianza pragmática con la IA —“ni alarmismo ni ingenuidad”, advierte— y reclama políticas públicas que protejan la propiedad intelectual.
¿Nos puede recomendar un libro que haya leído en este año y que le parezca reseñable?
Siempre es difícil elegir un único libro, así que al menos permítame dos: el de Javier Cercas, El loco De Dios en el fin del mundo’, que ni es un ensayo ni una novela ni un reportaje, pero tiene mucho de todo ello… Y encuentro especialmente necesario el último libro del estadounidense Robert D. Kaplan, que toma el título del poema de T.S. Eliot, The Waste Land, y que en castellano es Tierra Baldía. Un mundo en crisis permanente.
¿Cuáles serían los cuatro desafíos más relevantes del mundo del libro en este momento?
El principal desafío actual para el mundo del libro es un desafío global, como es la adaptación al nuevo escenario que, en todos los aspectos de la vida, está creando la aparición y el desarrollo de la Inteligencia Artificial. El libro debe adaptarse a esa nueva realidad y creo que debe hacerlo no desde el alarmismo sino desde el posibilismo. La IA debe convertirse en un aliado del sector editorial, en una herramienta de mejora de todos los aspectos de la gestión de la producción editorial y, a su vez, debe regularse para reducir la amenaza que supone para la creación y para el respeto a la propiedad intelectual. A lo largo de la historia, se ha anunciado ya varias veces ‘la muerte del libro’ y ni antes ni tampoco ahora va a llegar.
Al margen de esto, creo que el sector debe perfeccionar algunos aspectos que mejoren, faciliten y agilicen las vías de comercialización en un entorno cada vez más internacionalizado. El acceso y la difusión de metadatos, la adaptación a las nuevas demandas regulatorias en materia de accesibilidad y sostenibilidad, la convivencia de modelos de producción como el print on demand con los canales tradicionales de producción y distribución son cuestiones que debemos afrontar como sector.
¿Qué quiere aportar la FGEE e el panorama del libro en España?
La Federación de Gremios de Editores de España quiere ser la columna vertebral del sector editorial y ello significa ser la casa común de las diferentes Asociaciones y Gremios de Editores de España y, por tanto, de sus asociados. Desde esa casa común, se tiene más fuerza para afrontar los retos que se le presenta al sector, para ser escuchados por las Administraciones Públicas, para que los editores españoles tengan peso en las organizaciones públicas y privadas internacionales, en definitiva para ser una voz única, de referencia y respetada en todos aquellos foros donde se puedan plantear cuestiones que afecten al libro.
Por supuesto, enlazando con los desafíos que antes mencionaba, una responsabilidad fundamental que asumimos en la Federación es la defensa activa y en todos los frentes de los derechos de autor y de la propiedad intelectual frente a la IA que, en todo caso, aunque la llamemos así, en realidad no dejan de ser bases de datos con capacidad asociativa y -de momento- poca capacidad generativa…
¿Qué opinión tiene sobre la escuela PARIX?
PARIX es, sin duda, una experiencia única en nuestro país y, por supuesto, exitosa. La alianza de la Fundación Germán Sánchez Rupérez con el Ministerio de Cultura ha permitido crear un foro multidisciplinar que cumple una función crucial: formar, debatir, reflexionar y hacer también propuestas sobre todos los aspectos que rodean al libro, sobre su cadena de producción, promoción y comercialización y, también, sobre algo tan fundamental como es el fomento de la lectura.
La labor formativa, divulgativa y pedagógica de PARIX resulta esencial y, desde luego, para nuestra Federación es un aliado imprescindible.
¿Cuáles son los aspectos más novedosos y relevantes de la edición de LIBER de este año?
LIBER es la gran feria profesional del libro en España y en español. Constituye un escaparate y una oportunidad comercial de primer orden para nuestros editores y, por ello, ponemos en su organización el mayor interés. Este año 2025, LIBER se celebrará en Madrid – alterna anualmente su sede entre Barcelona y Madrid – y la novedad más destacable va a ser la apuesta que hemos hecho para potenciar la venta de derechos. Para ello, hemos creado un Programa de Editores y Agentes Literarios, que participarán en un Salón de Derechos, independiente de la labor que se hace en los stands del salón expositivo, con el que queremos ofrecer otra vía de negocio a los editores de libros en español, en la línea de los salones semejantes que existen en las principales ferias profesionales del mundo.
Queremos que LIBER sea, cada vez más, una feria viva, activa y de referencia para los profesionales del libro en todas las lenguas de nuestro país
¿Qué deberíamos empezar a hacer y qué deberíamos seguir haciendo para el fomento de la lectura en nuestra sociedad?
Afortunadamente, los índices de lectura, especialmente entre los jóvenes, parecen ir en ascenso, según el Informe de Hábitos de Lectura que elabora anualmente la Federación. Se están haciendo cosas bien. Las editoriales van identificando cada vez con más acierto los intereses lectores de los diferentes segmentos de población, incluidos los más jóvenes, a quienes se les está haciendo una oferta editorial específica, muy atractiva, que está dando muy buenos resultados.
Pero no se trata solo de eso. Es preciso que en el sistema educativo se impulsen políticas educativas de fomento de la lectura que incidan de manera directa en la calidad lectora, es decir, en que los índices de comprensión lectora aumenten, porque el informe PISA nos está demostrando que se está generando un déficit en ese terreno. Hay que crear lectores de calidad porque, si no, el mal lector inevitablemente acaba abandonando la lectura cuando deje de ser por obligación.
Igualmente, la pedagogía sobre el libro y la lectura, con ejemplos como el de PARIX, redundan de manera directa en ese fomento. No sólo debemos pensar en los más jóvenes cuando hablamos de fomento de la lectura, también debemos buscar ese fomento en los adultos, en toda esa población que te dice que no lee porque prefiere otras formas de entretenimiento o, simplemente, que no tiene tiempo. Hay que saber acercarlos a la lectura y eso se hace con una labor pedagógica previa, con una oferta atractiva y con una especialización en esa oferta según los diferentes tipos de lectores. Es, por tanto, una tarea de todos.










